POEMARIO

Cuando pasa el Nazareno
con la cruz al hombro echada
y la frente ensangrentada,
yo me detengo en fervor.
Es mi Dios de las espinas,
garfios de zaras clavados
en su frente dolorida.
Y un llanto de amor se quiebra
de amargura en las esquinas.
Luis Melgarejo Quesada, 2º pregón de Semana Santa.
La Zubia, 13 de marzo de 2005.


Se acerca el día.
Te quiero María.
Quiero verte Señor,
junto a tu madre María.
Mis lágrimas caer
y el dolor vencer.
Llevarte por tu pueblo
siempre detrás de Él;
acompañarte hasta tu portal
y luego ponerme a rezar;
mirar tu cara,
mirándole a Él
y gritar fuerte un Viva.
Un Viva por Ella y por Él.
Yolanda Roldán Castillo, 9º pregón de Semana Santa.
La Zubia, 15 de febrero de 2012.


Porque mi Señor está conmigo,
porque María me acompaña,
porque los quiero en mi vida,
porque su dolor sentido
ahora es mi dolor.
Porque su alegría vivida
será mi alegría compartida.
Yolanda Roldán Castillo, 9º pregón de Semana Santa.
La Zubia, 15 de febrero de 2012.


Un sentimiento por dentro
recorre todo mi cuerpo:
El pensar que cuarenta días faltan
para vivir mi Semana Santa.
El Domingo de Ramos se abre
en la calle con olivo y palmas.
Pasa la semana y su vida
y su pasión es recordada.
Viernes Santo, muerte y dolor en mi corazón.
Bajo mi hombro a mi Virgen llevo
sacándola con orgullo por todo mi pueblo.
Y llega el sábado,
Aleluya, Aleluya.
Una fiesta con todos mis hermanos
porque mi Señor ha resucitado.
Yolanda Roldán Castillo, 9º pregón de Semana Santa.
La Zubia, 15 de febrero de 2012.


Toda La Zubia, Jesús,
es tu morada y camino
toda la luz es el sol
en tu farol encendido;
Todo el pueblo trono y paso
para tu doloroso martirio;
jarrones todas las ventanas
de frágil y fino vidrio
que acogen miles de flores
para tu rostro Divino.
Todas sus calles y plazas
de la amargura camino
cubriendo morada túnica
tu cuerpo tan dolorido,
que atraviesan mil agujas
bordando en oro fino;
Toda la música lamento
perforando tus oidos;
Es la voz del capataz 
para tus dolores alivio;
Flores rojas alfombran
tu doloroso camino.
Vuelan cien golondrinas
para arrancar tus espinas.
Cada mecida oración,
promesas por las esquinas,
llanto el agua de Corvales
tan pura y cristalina
bajando por mil marjales,
el fruto venturoso de la lluvia:
¡Quien vio a Nuestro Padre Jesús
vio a Dios andar por La Zubia!
Manuel Sánchez Salmerón, 14º pregón de Semana Santa.
La Zubia, 4 de marzo de 2017.


Será por tu mirada inconfundible,
será por tu imponente hermosura
que a mí me haces perder la cordura
y callo en silencio el dolor que en ti presencio
por hacer mi alma pura.
Qué más da quién te hiciera,
en qué taller te tallara
si yo se que saliste de la bendita gubia
de quien por tres siglos te rezara.
Tú saliste de las manos de La Zubia.
Y mira si bien te hizo que hablar solo te faltara.
Yo se que Tú lo sabes,
y no es de extrañar que tú, hermano, lo alabes
y que quien le ama, le amara
al pescador de estos mares.
Yo se, hermanos, y lo digo con convicción
que Dios no puede ser otro que el que vive en la Asunción.
El que cada viernes santo cumple la promesa
de renovar con su pueblo la devoción
y a sus calles inundadas de Fé regresa.
Señor de Señores, de la Vega Soberano,
a nuestro padre Jesús le sobran hasta flores
cuando La Zubia le canta al Amor de los Amores.
Él lleva en su cabeza una corona de espinas,
la frente ensangrentada, moratones en sus mejillas.
Cada persona en La Zubia se acerca para poderle limpiar,
pero ni la seda más pura va a tocar su hermosura para poderla secar.
“No lo muevas costalero de mi lado, deja que le pueda rezar”.
“No te lo lleves todavía que aún no oigo la campana sonar”.
“Levántalo ya del suelo, que el capataz va a llamar”
Y nunca más se fue el nazareno que en su corazón se quiso quedar.
Era noche oscura de viernes santo,
no existe imagen con más belleza
que la de Cristo paseando por mi barrio.
Noche oscura y de luna llena
Cada clavel en su Calvario
pelea por estar a su lado:
“Si tú perfumas su manto,
yo le recogeré en cada caída”.
“Si tú le tocas los pies,
yo en una petalá caeré sobre sus manos”.
Y en los balcones susurran los geranios:
“Son sus ojos los que me miran
cuando al cielo lo lleva su cuadrilla”.
Y es verdad, no podemos engañarnos,
que no hay mejor retablo por el que pase mi Cristo,
que mi barrio.
Alejandro Vílchez Iglesias, 15º pregón de Semana Santa.
La Zubia, 17 de febrero de 2018.



No hay comentarios:

Publicar un comentario