fuerte junto a la cruz de Jesús. Ofrecías tu
Hijo al Padre para la redención del mundo.
María, ¡qué hermoso es escuchar desde la
cruz las palabras de Jesús! "Ahí tienes a tu
hijo", "ahí tienes a tu Madre".
¡Qué bueno si te recibimos en nuestra casa
como Juan! Queremos llevarte siempre a
nuestra casa. Nuestra casa es el lugar donde
vivimos. Pero nuestra casa es sobre todo el
corazón, donde tú quieres vivir siempre.
Amén.
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